Equipo interdisciplinario del humedal de Córdoba

Un derecho colectivo hecho realidad

Vegetación terrestre

Hace dieciocho años predominaba en la ronda del humedal de Córdoba una cobertura de árboles exóticos como pinos, úrapanes, eucaliptos y acacias. Hoy en día, después de veintiseis años de haber iniciado el proceso de arborización y recuperación de la ronda por parte de vecinos comprometidos, son las especies nativas de la zona Andina las que predominan y enriquecen el paisaje. Miles de árboles nativos fueron sembrados a través de diferentes procesos, enriqueciéndolo con más de 125 especies de árboles y más de 25 de arbustos. Hoy el humedal cuenta con un hermoso bosque en todo su perímetro, en algunas partes como en el sector de Niza con estratos en donde, especialmente las aves, cuentan con un santuario para habitar.

Desde hace trece años comenzó a darse el proceso de regeneración espontánea en más de 8 especies de árboles nativos. Las condiciones del suelo enriquecido con la hojarasca del nuevo bosque, el cual ahora se recrea por sí sólo, han sido un factor muy valioso para este proceso. Uno de los logros más importantes de la protección del humedal ha sido, precisamente, permitirle a su suelo, ser lo que es, dador de vida, laboratorio biofísicoquímico, que sustenta la vida. Valga la pena considerar, por qué el desarrollo no debería llamarse “Sostenible” si no ”Sustentable” o, para mejorar el asunto, las dos cosas. Sostener es soportar para que la ley de la gravedad no haga su ineludible función. Sustentar es dar sustento, alimentar, dar vida y eso es lo que mejor hace el suelo, no siempre visible, a pesar de estar a la vista. El suelo mejora cuando se le permite al sistema alimentarlo con hojas secas, troncos caídos, abono producido por cadáveres y el excremento de los animales silvestres. Todo está conectado con todo, todo va alguna parte. Cuando la comunidad se opuso a la ciclorruta, sabía que pavimentar el suelo era matar la vida que sostiene y sustenta.

A través de varios procesos de administración desarrollados en el humedal de Córdoba, se han realizado nuevas siembras de árboles nativos en zonas que estaban desprovistas de vegetación. Una de ellas gestionada con el Jardín Botánico, en el año 2010, con 300 árboles en una de las zonas de sesión aledañas al humedal en el barrio San Nicolás. Otra, en el sector dos, cerca de la sede de la administración junto con el colegio Helvetia y vecinos. En el año 2016 a través de la administración del humedal se sembraron alrededor de xx árboles nativos en el sector de Pontevedra y San Nicolás, muchos de los cuales fueron adoptados por estudiantes de colegios cercanos y otros por vecinos. Otro grupo de árboles fueron sembrados en esta oportunidad en el sector dos en algunos espacios libres que aún quedaban y una zona en donde se realizó el control de la enredadera Juana Macana.

También se hizo una siembra en el sector uno, en el año 2010, al costado oriental por parte de la Alcaldía Local de Suba y otra en la ronda del canal Córdoba junto al humedal. En la zona de sesión aledaña al humedal en el barrio Pontevedra, en mayo de 2012, el Jardín Botánico por gestión de la JAC de Pontevedra, sembró varios árboles para reponer la perdida de varios individuos de porte alto, talados durante el año 2011.

La construcción del sendero elevado en el sector dos por parte de la EAB en el año 2014, estuvo acompañada de la siembra de 600 árboles nativos, aunque fue una plantación mal planificada y ejecutada, igual se conformó un bosque nativo muy variado y tupido en la zona de Lagos de Córdoba llegando al parque del proyecto urbanístico MARVAL.

Los dos proyectos de recuperación de hábitat acuático (dragados en 2010 y 2014), en su etapa final tuvieron un componente florístico consistente en la siembra de árboles y arbustos nativos en la zona litoral e islas, como Aliso, Gurrubo, Arboloco y Tomatillo.

En conjunto, todos estos árboles aportados por los vecinos y las entidades públicas referidas, así como los que vienen apareciendo por regeneración espontánea, por efecto de la acción de las aves, el viento o las semillas que caen de los árboles, han consolidado un inmenso bosque protector en el cual ahora predominan las especies nativas. Barrera viva que fortalece la protección del humedal y mejora la oferta de hábitat natural para la fauna.