Los “apartamentos” ubicados bajo el puente de la avenida Suba, sobre el canal Molinos-Córdoba, sólo eran conocidos por algunos vecinos del humedal de Córdoba y funcionarios públicos, como un espacio de habitantes de la calle, cada vez más difícil de controlar y un creciente foco de inseguridad.
Su historia se remonta a la construcción de Transmilenio avenida Suba en el año 2005 y a la mala decisión del IDU de ampliar la vía en altura y ancho, sobre la estructura del puente existente, con el fin de mejorar el paso peatonal, de vehículos y de los buses articulados. Con esta obra quedaron bajo el puente una serie de cubículos que poco a poco fueron ocupados por personas sin techo. Por muchos años quienes allí habitaron limpiaban vidrios en la calle 116, pero a partir del año 2016 algo cambió y comenzaron los problemas.
Los vigilantes del humedal hablaban de expendio de drogas, apareció un muerto en el cauce del canal muy cerca del puente, después de las cinco de la tarde atracaban a los peatones y luego se escondían bajo el mismo y para rematar, interceptaron el agua limpia que llega de los cerros al humedal (el caudal ecológico) para su consumo en los “apartamentos” y para el parqueadero ilegal ubicado al costado oriental. La suma de tantas irregularidades se convirtió en descontento y en una problemática adicional para el ecosistema, lo cual generó la necesidad de intervención y de solución de parte de la Administración Distrital.
Como consecuencia, en cabeza de la Secretaria Distrital de Ambiente y en coordinación de Johana Pérez del equipo de administración del humedal de Córdoba, se organizó un operativo sin aviso con el acompañamiento de la Empresa de Acueducto, La Secretaría de Integración Social, el IDIPROM, la Secretaría de Seguridad, Aguas de Bogotá, la Policía, entre otras, y se realizó el saneamiento y limpieza de todo lo que allí había. Se sacaron sofás, sillas, armarios, cobijas, colchones, basura, hollas, es decir todo el mobiliario que puede tener una vivienda, el cual fue retirado en volqueta. A los habitantes de la calle se les ofreció acogerse a los programas de resocialización del Distrito y tres de ellos lo aceptaron.
Fue evidente el buen trabajo en equipo de las instituciones para lograr el objetivo propuesto desde hace meses, ahora con la ayuda de la policía, del equipo de la administración y de todos los vecinos interesados hay que evitar que estos espacios vuelvan a ser ocupados. También queda pendiente de parte de la EAB, eliminar la interceptación del caudal ecológico para que el agua limpia ingrese de nuevo al gran espejo del sector tres.