La vida silvestre que habita en ecosistemas ubicados entre la malla urbana de ciudades como Bogotá, a veces debe recurrir a situaciones de supervivencia, que la hace más vulnerable de lo que ya está.
Los Alcaravanes (Vanellus chillensis) de la foto, son una especie de ave que ha encontrado en los humedales de Bogotá y en los potreros de la Sabana las condiciones naturales necesarias para alimentarse y reproducirse. El humedal de Córdoba cuenta con una población residente desde hace algunos años. Es posible observarlos en los playones junto a los espejos de agua, buscando insectos en el lodo.
A pesar del refugio ofrecido por el ecosistema, cuando está especie se reproduce requiere de potreros o barrancos en tierra desnuda para hacer su nido, tipo de hábitat con el que no cuenta el humedal de Córdoba. Lo cual ha hecho que esta pareja de Alcaravanes haya decidido utilizar el sitio menos adecuado, el separador de la calle 127 con avenida Córdoba, para poner sus huevos. Cuando registré el hecho en abril, al otro día el operador de aseo hizo la poda de pasto y los huevos fueron destruidos. Las aves insistieron, empollaron de nuevo y al cabo de un mes sucedido lo mismo, otra vez llegaron las guadañas. Pero el 30 de junio en la tarde, al pasar por el sitio, observé con gran alegría que había un Alcaravan juvenil custodiado por sus padres, mientras buscaba insectos entre las flores y el césped, allí en medio del caos vial.