Equipo interdisciplinario del humedal de Córdoba

Un derecho colectivo hecho realidad

Esperanzar en el humedal de Córdoba, Colombia

Por: Luz María Gómez. – Febrero 10 de 2017.

Espejo de agua rodeado de bosque protector, en el sector 2.

Esperanzar, dar, provocar esperanza, me puso en la tónica de pensar que brindar esperanza requiere que quien la ofrece pueda mostrar esa realidad esperanzadora, atraer con ella, seducir, si se quiere.

¿Cómo puede una realidad que se muestra seducir y brindar esperanza? De hecho creo que todo acto seductor es eso, la posibilidad de una vida mejor, de placer, de alegría, de aventura, de aprender algo nuevo, de salud, demostrar las cosas buenas y bellas que nos puedan ocurrir, un futuro digno y dignificante.

Algo ocurrió, el dos de febrero era el Día Mundial de los Humedales, me fui a celebrarlo con mi maestro el Humedal de Córdoba, aquí en Bogotá, la fiesta me sugirió la respuesta. La Naturaleza es tan sabia que siempre sugiere, no impone, lo hace para poner a prueba esa Naturaleza que nos dio, la de encontrar la respuesta que haga posible nuestra independencia de la incertidumbre, la esencia de la vida, la esencia de la esperanza, saber que podemos crear el futuro.

Area de la administración del humedal.

Hace 20 años, al Humedal le iban a talar mil quinientos árboles para hacer la cicloruta más larga de Latinoamérica, cambiaban esos árboles por el mismo número de luminarias: ladrillos y pavimento cubrirían el suelo, camisa de fuerza para él, sin duda. La comunidad se propuso impedirlo, lo consiguió, se organizó, se compartieron saberes, se reconoció el territorio, se descubrió qué era un humedal, su función, su valor, esto marcó el mismo propósito para todos y todas, protegerlo, restaurarlo, conservarlo, Sabíamos cuánto valía.

Una Acción Popular, argumentos contundentes, pruebas, preguntas, investigaciones, conocimientos ancestrales, saberes científicos, Principio de Precaución de nuestra Constitución, conversas y más conversas. Una sabia Jueza falló a su favor, sin proponérselo o, tal vez si, dio paso a la esperanza, al futuro. Deben concertar autoridades y comunidad, so pena de incurrir en desacato al fallo, ordenó. Aprendimos a concertar, en mutuo respeto, construido durante dos años de negociación, respeto que nació de reconocer lo que de legítimo tenían autoridades, comunidades vecinas, aves, árboles, curíes, insectos, microorganismos, aire, suelo, territorio.

Surgió por pura sinergia creativa un modelo de co-gobierno. El documento de concertación propuesto por la comunidad, acordado con las Autoridades y confirmado por la Juez, definió las acciones para su intervención, protección y cuidado. Tenía voz de Ley. Los gobiernos que vengan están obligados a respetarlo.

Sendero elevado en el sector 2.

Hoy, Córdoba, es el Humedal mejor conservado de la ciudad, digno de admiración y provocador de agradables sorpresas. La comunidad vigila atenta para que la ley se cumpla, las aves migratorias encuentran comida y seguridad, los espejos de agua ampliados se lo auguran, el caudal ecológico provee agua limpia producida por el Páramo de Sumapaz, viene a través de un pequeño tubo enterrado siete kilómetros desde los cerros orientales. La vida respira esperanza, el agua sabe que la respetamos y ayuda a su propia recuperación, el bosque protector ofrece seguridad a las aves, alimento para todos y aporta a los vecinos aire limpio, menos polvo, ruido y contaminación. Es una relación amorosa, de mutuo beneficio. Jamás la cicloruta hubiera podido hacer tanto, los vecinos se llaman sus querientes, la Red Social construida es su malla protectora.

Podría contarles mucho más, sin embargo, prefiero invitarlos a conocerlo cuando vengan a Bogotá y nos acompañen a descubrir lo que puede hacer una frase esperanzadora como la que orientó el proceso, hoy una realidad: “Sólo se defiende lo que se ama y sólo se ama lo que se conoce”.

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