Existe un variado grupo de aves migratorias pertenecientes a la familia de las reinitas (Parulidae), de tamaño muy pequeño, las cuales comienzan a llegar a la Sabana de Bogotá desde el mes de septiembre.
El humedal de Córdoba cuenta con un registro histórico de doce especies de reinitas norteñas y dos residentes1, de las cuales varias permanecen en este relicto natural durante los seis meses del periodo migratorio, mimetizadas entre el gran bosque que lo rodea.
Son pájaros que no superan los 13 cm de largo, de plumaje vistoso y colores llamativos, permanecen silenciosas buscando su alimento entre el follaje de la vegetación en movimientos muy rápidos, lo cual hace que sean difíciles de observar para quien no está familiarizado con ellas. Para los observadores especializados son todo un reto a la hora de realizar conteos de aves, y con ello, confirmar si continúan llegando las mismas especies y en la cantidad esperada. Es increíble como estas diminutas viajeras del norte, cruzan medio mundo cada vez que inicia el invierno en Canada, Alaska y Estados Unidos, y logran sobrevivir a todas las barreras naturales y humanas que se topan en su camino.
Conviven en la vegetación del humedal entre ellas y con otras especies migratorias o nativas, en Córdoba se las ha observado formando bandadas mixtas con diferentes especies como Cardenales (Piranga rubra y Piranga Olivacea), Copetones, Azulejos, Chamicero (Synallaxis subpudica) Verdecejos, Vireo ojirrojo (Vireo olivaceus), Loritos (Forpus conspicillatus), Mosquerito gorgiblanco (Mecocerculus leucophrys), Cucaracheros o Mirlas (Turdus fuscater y Catharus ustulatus), en busca de alimento, creando una especie de equipo colaborativo y de protección. Esta es una poderosa imagen de cómo la naturaleza se mantiene en equilibrio y armonía.