En los años noventa los zancudos fueron un habitante muy numeroso en las casas cercanas al humedal de Córdoba, las paredes de los garajes se veían siempre llenas de estos insectos, y durante algunos meses, en las noches, era un suplicio tratar de dormir.
Esta situación ha cambiado de una manera drástica y en gran medida se debe a la recuperación ecológica lograda en el humedal de Córdoba desde el año de 1995. Hoy los cúmulos de zancudos son poco frecuentes y aunque todavía nos rondan, ya no son mayoría. La consolidación del gran bosque protector y de la vegetación en los bordes del agua, así como la llegada del caudal ecológico, han atraído más especies de aves, ranas, e insectos acuáticos y terrestres (cazadores), muchos de los cuales se alimentan de estos pequeños voladores.
Entre las aves existe un grupo denominado Atrapamoscas (Tyrannidae), cuya dieta proviene de atrapar insectos al vuelo o entre los árboles. Una de estas especies es el Atrapamoscas gorgiblanco (Mecocerculus leucophrys), especie silvestre que ha venido colonizando el ecosistema pasando de ser poco frecuente en el año 2000 a muy frecuente en 2021, según los registros anuales de la avifauna, que se hacen con la Asociación Bogotana de Orintología-ABO. Incluso en el barrio Niza Antigua ya hay individuos habitando en los parques con vegetación nativa, de manera permanente (las fotos que acompañan este artículo fueron tomadas en árboles del barrio).
Este pequeño atrapamoscas por lo general se mueve entre el follaje de los árboles, en pareja, cazando insectos y haciendo con ello control natural. En el humedal de Córdoba están registradas once especies de aves atrapamoscas, entre residentes y migratorias, gracias a ellas las plagas de zancudos y otros insectos, son historia en los barrios aledaños.
Otras dos especies de insectos que también controlan los atrapamoscas.