En el imaginario citadino Colombiano, persiste la noción que si en un canal de agua lluvia contaminado por aguas servidas y basuras, ingresa maquinaria y retira sedimentos y residuos sólidos, esa acción significa limpieza del agua.
Pero en realidad no es más que un furtivo paliativo el cual, aunque logre producir algún tipo de tranquilidad, esa agua continuará igual de contaminada, porque las fuentes que la envenenan no fueron eliminadas del sistema. Eso es lo que ha venido sucediendo con la limpieza de los canales de agua lluvia que hacen parte de la microcuenca del humedal de Córdoba.
La Zonal 1 de la Empresa de Acueducto de Bogotá (EAB) invierte miles de millones de pesos en este tipo de proyectos de “limpieza”, en lugar de atacar la causa de su contaminación, que son las conexiones erradas de aguas servidas, provenientes de nuevos proyectos de urbanismo, que cada año se conectan al sistema de agua lluvia. Como consecuencia, hoy tenemos una red pluvial que arrastra agua cargada de grasas, detergentes, químicos, aceites, coliformes fecales, metales pesados, entre otros cuyo efecto negativo en la salud pública ni siquiera ha sido medido.
Como efecto negativo, el humedal de Córdoba ha recibido por décadas esta carga de contaminación, la cual ha sedimentado el cause de los canales al interior del humedal y reducido su capacidad de contener y transportar una mayor cantidad de agua en invierno facilitando, además, su desborde en la zona acuática del humedal y afectando con ello la vida silvestre que permanece aislada de este desastre líquido.
A esto se suma que el paso del agua por la avenida Boyacá, donde termina el humedal, es muy angosto y genera un efecto embudo, por lo tanto, en un fuerte aguacero llega en minutos al humedal de Córdoba el agua lluvia de 4.000 hectáreas de la zona norte, esta no logra pasar con facilidad, es contenida y se genera un gran remanso. El cual por fortuna el humedal, su bosque, la zona verde aledaña y el lago del club Choquenzá han logrado, hasta ahora, amortiguar evitando la inundación de viviendas o vías.
Como respuesta a esta compleja situación la EAB en convenio con Aguas de Bogotá, acaban de iniciar un proyecto de retiro de sedimentos, en el canal interno del humedal, del sector 3, en su limite con los barrios San Nicolás y Pontevedra. El cual busca retirar casi 3.000 m3 de sedimento por un valor de $1.500 millones.
El retiro de este material se hará por medio de una máquina flotante y los lodos serán dispuestos en un botadero autorizado. Se trata de otro costoso proyecto y de beneficio temporal el cual, debido a la alta contaminación de los canales Córdoba, Contador, Molinos, Canal Norte y Callejas, no durará más de un año el impacto producido por esta intervención, según se observa cuando se hace seguimiento al respecto. Mientras tanto, a lo largo de estos drenajes moribundos, seguirán apareciendo nuevas conexiones erradas sin control de la EAB o de la Secretaría Distrital de Ambiente.