Las aguas servidas que por décadas han ingresado al humedal de Córdoba se mezclaron con las aguas lluvias que allí se depositan y lo contaminaron. Con el paso del tiempo el agua con menos oxígeno disuelto no logró mantener especies muy sensibles como peces, cangrejos, otros crustáceos, plantas subacuáticas, algunas aves y muchas otras manifestaciones de la vida acuática.
En el año 2010 con la llegada del caudal ecológico se abrió una ventana de esperanza para que en algún momento algunos de estos seres tuvieran las condiciones apropiadas para retornar al humedal. Así ha sido, primero llegó el Pato turrio (Oxyura jamaicensis), luego del banco de semillas brotaron plantas como la Begonia de pantano (Begonia fischeri) y el Berro de pantano (Rorippa pinnata) entre otras. Ahora que el agua cuenta con mayor oxígeno disuelto, esta dando una sorpresa que es aún más compleja. Se trata de la supervivencia de peces, que desde finales del año 2015 se han logrado observar, son Guppys (Poecilia reticulata) una especie pequeña originaria del norte de Brasil, Venezuela, Trinidad y Barbados, resistente a cierto nivel de contaminación.
Entre el mes de junio y julio de 2016 se logró el registro de una población abundante de esta especie, tanto en el sector 2 como en el tres. Se encontraron agrupaciones con decenas de Guppys conformados por machos, hembras y alevines. Ya hay reproducción confirmada. En el caso del sector dos, primero se los ubicó en el nuevo hábitat recuperado por las obras de intervención de la Empresa de Acueducto, pero con las crecientes causadas por fuertes lluvias varios individuos quedaron al otro lado de la estructura de paso y han logrado sobrevivir a pesar de ello. Incluso, están en el punto en donde el agua del humedal se junta con la del canal Córdoba, de ese pequeño espacio de contacto no se mueven. En el sector tres fueron hallados en el espejo de agua que va de la avenida Suba hacia el occidente, en condiciones muy similares.
A pesar de este registro tan valioso, todavía hace falta mucho por hacer para mejorar la calidad del agua, porque siguen ingresando aguas servidas por los colectores pluviales y en invierno el agua envenenada de los canales logra traspasar hacia los espejos del humedal, en donde estos pequeños peces luchan por mantenerse vivos. Se abre la posibilidad de introducir peces nativos más sensibles a la contaminación, por su requerimiento de hábitat, como la Guapucha (Grundulus bogotensis) o el pez Capitan (Eremophilus mutisii), en la medida que se logre devolverle al humedal la vitalidad que le fue arrebatada por el crecimiento desordenado de Bogotá y por la demora de la EAB en realizar la corrección de conexiones erradas en los barrios Niza Sur, el Recreo de los Frailes y El Batán, según se concertó a través del fallo de acción popular.