Como todos los años, en el mes de febrero se celebra el día de los humedales y se realiza el censo neotropical de aves acuáticas en diferentes ecosistemas de Bogotá, acción coordinada por la Asociación Bogotana de Ornitología – ABO.
Como ha sido costumbre por más de una década, la cita es en punto a las seis de la mañana, en el humedal de Córdoba, todos con binóculos, cámaras, libreta de apuntes y el gran deseo de observar en su hábitat natural, muchas especies de aves. La misma situación se presenta en diferentes lugares de Colombia y del mundo, con el objetivo de tener datos estadísticos que permitan conocer el estado de las poblaciones de aves acuáticas y de otras relacionadas con los ecosistemas anfibios. Es sin duda la sumatoria del esfuerzo combinado de muchos observadores de aves aficionados, ornitólogos y conocedores empíricos, del increíble mundo de la avifauna. Toda esa información la recopila en Colombia la fundación Calidris y la procesa a nivel mundial desde hace 50 años la ONG Wetlands International en busca de crear estrategias de conservación.
Al comenzar el recorrido por el sendero junto al bosque, se escuchó la alerta de uno de los observadores, quien indicaba la presencia de un colorido y esbelto Tucán (Pichí, Pteroglossus castanotis), que estaba posado en la rama de un Aliso. Una gran rareza y una de las sorpresas que ofrece a menudo el humedal de Córdoba, cuya riqueza natural permitió que esta especie proveniente de la zona Amazónica, haya logrado sobrevivir por más de cinco años. Desde el momento en que sus captores, posiblemente cansados de cuidarlo, comprendieron que en libertad se ve mejor.
Al final de la jornada, después de caminar por más de cinco horas entre la vegetación y los bordes húmedos, ya contábamos con un registro de 50 especies entre aves acuáticas y de bosque. Como siempre fuimos testigos de bellas escenas de luz, vida y color, al tiempo que el eterno trancón del sábado resonaba a lo lejos.